jueves, 14 de junio de 2012

Crítica de televisión. El trasfondo de la nueva serie de Caracol


 Vuelven y juegan las narconovelas

Mientras la imagen de Colombia en el extranjero sigue estando atada a las drogas y a los narcotraficantes, los canales repiten la técnica de las narconovelas para aumentar su rating sin importar el mal ejemplo que estas ocasionan en la juventud.

Por Santiago Mena Cárdenas (*)
Escobar, el patrón del mal es la producción del momento en la televisión nacional, programa que no dejan ningún tipo de valores o enseñanzas en los colombianos.

Por el contrario, deja a flote los antivalores que han caracterizado a la sociedad colombiana: la trampa, la corrupción, las armas, las drogas es lo que nos muestra la serie sobre Pablo Escobar, nefasto personaje de la historia colombiana.

Frases como “¡Ufff, Pablito, si era muy inteligente ese man!” o “¡Pablito era un capo!” dejan mucho que pensar de la manera como se absorbe la mala imagen de esta serie y de cómo muchos jóvenes ya quisieran imitar las actuaciones de Escobar.


No ha bastado con El cartel de los sapos I y II y El Capo para mostrar el lado oscuro de la sociedad colombiana. Lamentablemente eso es lo que vende, pues muchos colombianos no se preocupan por nada más.

Mientras siguen regalando la soberanía nacional con el TLC ante el imperio norteamericano, ahora próximamente con Corea del Sur y la Unión Europea, los grandes pulpos de la televisión continúan emitiendo sus programas basura, para, como hacen siempre, propiciar una generación en la que campea el desconocimiento de la historia.

Y por si no fuera poco, Dania Londoño, la prostituta de los agentes secretos estadounidenses, llevará su “fantástica” vida a la pantalla chica, más de lo que se ha visto antes con Sin tetas no hay paraíso, serie que muestra prototipos de mujeres plásticas, vacías intelectualmente, interesadas solo en el dinero y en hombres con poder.

Estos canales son los mismos que abren sus emisiones diarias de noticias con preocupantes cifras de asesinatos, masacres, incautación de drogas ilícitas, y “no se dan cuenta” de que ellos promueven esto con las “grandes producciones” de series y narconovelas.

Mientras la imagen de Colombia en el extranjero sigue estando atada a las drogas y a los narcotraficantes, los canales repiten la técnica de las narconovelas para aumentar su rating sin importar el mal ejemplo que estas ocasionan en la juventud.

Pan y circo, esa ha sido la fórmula siempre. El problema es que el pan escasea cada vez más. Y el país se queda sumido en el circo de una sociedad que, en una proporción grande, invirtió sus valores por efecto de los medios de comunicación de las élites. 

(*) Estudiante de Derecho de la Universidad Santiago de Cali. @SantiMena94

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